- Área: 142 m²
- Año: 2015
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Fotografías:Juan Solano Ojasi
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Proveedores: Diaz&DiazLuy
Descripción enviada por el equipo del proyecto. El encargo: un proyecto para la casa de Lucy quien perdió todo en el terremoto de Pisco del 2007, refleja el drama de una población que vive los estragos del abandono, donde no existe hábitat ni redes sociales y físicas que sustenten la vida diaria, condición común a muchos poblados producto del crecimiento y la falta de planeamiento. Este debía de desarrollarse por autoconstrucción y con la participación de la familia. El proyecto pretende ser una experiencia positiva que permita abrir nuevas proyecciones de vida no solo para Lucy sino para la población, con la que ya estamos trabajando. Sabemos que hay dificultades en la producción de energía eléctrica en la zona, razón por la cual aprovechando el clima estamos dotando también de energías limpias a la casa con el fin de buscar soluciones para los habitantes, estudio que se está desarrollando con Erich Saettone y Michelle Prutsky.
El proyecto se desarrolla en el departamento de Lima, provincia de Cañete. La estructura urbana del poblado se conforma a lo largo de una calle principal, apisonada, sin veredas, sin sombra donde el desierto y el abandono dejan huella.
En la vivienda vernacular costera se puede constatar dos situaciones : El patio como generador del habitar debido al clima, así como el alar, espacio intermedio entre la casa y calle, propio de la costa y organizador de la vida de barrio. Esta situación se verá refrendada por los recuerdos que Lucy narra sobre su relación con el exterior (su patio) para realizar sus actividades cotidianas, diluyéndose los límites interior- exterior. Se ha perdido además la capacidad de relación de su población, evidenciándose la falta de espacios intermedios con la calle debido a la inseguridad.
Proponemos soluciones que puedan influir en la población y en la dinamización de la calle. Para ello, proyectamos un patio delantero a modo de una incisión en la fachada para posibilitar relaciones de transición, reforzando la calle con la actividad comercial propuesta en la parte frontal y que servirá de sustento a la familia. Esperamos que de esta manera se pueda ir tejiendo otras posibilidades de relación entre los habitantes y sirva para permitir vida plena en comunidad. En este sentido, el alar se ha proyectado como una reinterpretación de la arquitectura de la zona, a través de un mobiliario urbano que permita sombra y actividad en la vía pública y para la comunidad.
El proyecto nace bajo la necesidad de desarrollarse por etapas debido a las posibilidades económicas. La primera parte, en planta baja, albergará a la familia íntima: madre, hijas y nieto, así como una actividad económica. La segunda etapa, permitirá desarrollar dos unidades de vivienda en segundo nivel para ser alquiladas así como para el mejor uso del terreno. Para optimizar el proyecto se establece una zona húmeda donde se desarrollan los servicios. La intervención en el proyecto se dará a través de la inserción de tres patios que lo atravesarán intermitentemente, generando un continuo de llenos y vacíos con la idea de borrar límites, permitiendo extender la vivienda hacia el exterior. Pero también, posibilitará tejer relaciones afectivas vulnerando los límites entre lo íntimo y colectivo dentro de la vivienda, posibilitando a sus habitantes trazar estos estados en la experiencia misma del habitar con el fin de rememorar lo vivido y dando espacio a nuevas relaciones afectivas y espaciales.
Tras la fuerte carga emocional debido a esta pérdida, decidimos trabajar conjuntamente con Lucy para rescatar el ADN de su vivienda. La memoria de lo vivido entra a tallar como estructura fundamental de las relaciones para el reencuentro de sus miembros, recuperando la relación añorada entre la casa y el riachuelo que pasa por la parte posterior. Es así que, planteamos la posibilidad de atravesar visualmente los recintos interiores y exteriores (patios) para buscar la relación del riachuelo con los recintos, según cuenta Lucy, en el jugaron y crecieron sus hijos. Recuperamos el trabajo local del tejido en caña para los cerramientos, permitiéndonos dibujar una textura que recuerde con sus sombras, el paso del tiempo y la condición de desierto. Las celosías establecerán límites difusos entre el ámbito público de la calle y el riachuelo con la vivienda. Esto ha requerido de conversaciones con Lucy para poder romper con mitos con respecto a la seguridad.
Si bien el adobe ha sido el material y sistema constructivo que por excelencia se ha desarrollado en la zona, la huella dejada por la destrucción y por el mal uso de este, no nos ha permitido proyectarlo como posibilidad constructiva, pues el estigma en Lucy, ha sido fuerte. Es por eso que, decidimos plantear un sistema de aporticados simples y conocido por los lugareños quienes ayudarían en la construcción. Con intención de evidenciar el material y reducir los costos y procesos constructivos, se decide dejar los ladrillos expuestos, los que nos hablarán del paso del sol y del tiempo.
Debido al carácter del proyecto y al clima se ha trabajado con energías pasivas, contamos con el viento desde el sur para desarrollar hélices para generar energía, lo mismo que asoleamiento durante al año para garantizar el uso de paneles solares, así como un sistema de botellas con tuberias de cobre para calentar el agua.